Miembro de REMES

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Autor, miembro de Red Internacional de Escritores

martes, 15 de mayo de 2018

Reseña de Yolanda Cabezuelo Arenas sobre mi novela documental: La afilada navaja de Ockham I. (Publicada originariamente en Las nueve musas)


https://lasnuevemusas.com/bajo-el-peso-de-una-ley-viciada/

BAJO EL PESO DE UNA LEY VICIADA

Quien tiene entre sus manos un libro, lo abre y descubre la primera página, está descubriendo todo un mundo de sensaciones que a partir de ese momento formará parte ya para siempre de su memoria: es la magia del papel impreso, de las bellas encuadernaciones, de las ideas contenidas y expresadas.

Y cuando en esa obra está contenido el pensamiento, la vivencia, o parte del alma de su autor, y se tiene la suerte y el privilegio de contarle entre los amigos más valiosos, el placer de la lectura de vuelve inenarrable, e irreprimible el deseo de trasladar a otros lectores la conveniencia -casi la necesidad- de adquirirlo para disfrutar de una experiencia semejante.

afilada navaja de ockhamTiene Ignacio Fernández Candela la habilidad de separar sus emociones para presentar una experiencia propia tan injusta y grave como la narrada en La afilada navaja de Ockham desprovista del humano y comprensible rencor en el que cualquier otro autor hubiera podido caer; esta habilidad consigue que el lector comprenda perfectamente el alcance de la experiencia, se solidarice con el narrador, y tome nota de su propia vulnerabilidad; porque la experiencia de Ignacio Fernández Candela podría ocurrirle a cualquiera, por el simple hecho de encontrarse en el lugar y el momento propicio.
Ignacio Fernández Candela es un gran periodista español, conocido por expresar su opinión sin rodeos ni divagaciones, y sobre todo sin ambigüedad. Persona de trayectoria profesional seria e impecable; compañero atento; entrañable amigo; sin una sombra de duda en lo tocante a la honradez personal; y sin embargo fue confundido con un peligroso atracador, detenido y sometido a un trato kafkiano  y vejatorio. Y no en un país cualquiera, de éstos en los que las garantías y derechos brillan por su ausencia… sino en España, en Madrid, en marzo de 2009.
Cuando el lector se adentre en la narración de la historia vivida por Fernández Candela, advertirá con horror que si estos hechos han sido posibles en la persona cuyas cualidades acabamos de describir en el párrafo anterior, que no son comunes en estos tiempos de valores perdidos, cualquiera de nosotros podría verse en la misma indefensión, por el simple detalle de estar sometidos al azar de encontrar en nuestro camino funcionarios que no merezcan formar parte de las Fuerzas de Seguridad del Estado.
El mismo autor distingue a éstos de los otros: los que tanto reconocimiento merecen por méritos propios y de entrega a su labor, con una exquisita mención en las dedicatorias del libro:
“La sombra de los menos nunca oscurecerá la grandeza ni la calidad humana de la mayoría”.
Y no obstante, esos menos existen, ostentan autoridad, y en caso de verse uno en la situación que tan bien describe Ignacio Fernández Candela, “La afilada navaja de Ockham” puede servir como la mejor guía de actuación: Todo lo que narra Ignacio Fernández Candela ocurrió de forma accidental; y le ocurrió a él como podría haberle ocurrido a usted, o a mí: a cualquier persona por honorable que sea, simplemente por estar en el sitio equivocado y en el momento equivocado.
“Es la existencia un campo de tragedias con las que aprendemos a convivir, desenvolviéndonos con pericia para evitar muchos males que afectan de continuo a nuestro prójimo. Sin embargo nadie está exento de sufrir uno de esos males que tendemos a mirar de reojo con el temor de que fueran a afectarnos.”
Nadie. Ni siquiera usted.  
Cualquiera de nosotros puede verse tratado con brutalidad, esposado en postura humillante y dolorosa; obligado a dormir entre las ropas del jergón de una celda, llenas de restos de orina ajenas.
Cualquiera puede tener que enfrentarse después a un procedimiento en el que empiecen a quedar claros los conceptos de suerte y oportunidades en la observación del juez que instruye o el verdadero interés del abogado de oficio -de algunos, que como bien diría el autor de “La afilada navaja de Ockham”, son los menos, pero son-.
El lector podrá comprobar que es posible la lucha de David contra Goliat, y que la razón prevalezca a pesar de lo titánico de la lucha, y quedará ya enganchado a las Letras de Ignacio Fernández Candela cuando de comprender un tema de actualidad se tratare.
De las muchas frases dignas de ser recordadas que se incluyen en la narración de La afilada navaja de Ockham, una me ha llamado particularmente la atención: “La Humanidad no puede creer en sí misma por el resultado de sus obras. Sólo cuando cuando renuncie a la ególatra conquista de sus futilidades, podrá despertar y así ver”
 Ha sido para mí un privilegio entregarme a la lectura de La afilada navaja de Ockham, en primer lugar por haberme distinguido su autor con el deseo de conocer mi criterio; y desde luego por haber tenido la oportunidad de disfrutar de una obra trepidante, magistralmente trabajada, y que cumple además la función de instruir al lector cual guía de supervivencia ante situaciones absurdas en las que pueda verse atrapado, sin merecerlo ni esperarlo, bajo el peso de la ley en su forma más viciada.

"ZAMBRA DE AMOR". Autor: Luis Esteban Pareja. (Reseña publicada originariamente en Las nueve musas).


https://lasnuevemusas.com/zambra-de-amor/

http://www.editorialqm.com/noticias-y-eventos-literarios-del-mundo/esta-proxima-la-publicacion-del-libro-de-poemas-zambra-de-amor-autor-luis-e-pareja

Ignacio Fernández Candela

Escribir Literatura verdadera es contrastar, mediante el tamiz de un genio creador,  idea y sentimiento.

Identificar el devenir de la experiencia y asimilarlo por la impresión sensible que nos provoca.

  Así crea el artista de la palabra. La creatividad se rige por criterios limitadamente cognoscibles, pero otros son sublimados dependiendo del autor. Con el poeta de Zambra de Amor la rima canta al Cielo y rinde culto a la idea de la excelencia literaria. Es admirable un magín que despliega destreza creativa y una sensibilidad fulgurante de excelsas inspiraciones. Infrecuente el hallazgo, Luis Esteban Pareja ha facilitado un descubrimiento singular.
  Siempre he percibido, desde la intimista sensación de lo intuitivo y la objetividad del criterio intelectual, como observador de la existencia y de la consideración de una posible memoria del alma que dicta los designios del consciente por la inspiración de las emociones, que no solo las personas que nos sorprenden son instrumentos del destino para satisfacer nuestros instintos vitales del espíritu, sino que también sus palabras puntuales, y a propósito de una señal divina,  marcan el recuerdo del subconsciente, del infinito que emerge de lo terreno y aflora a la mente como si reconociéramos esa vivencia que sucede llegado el momento distinguido.
  Una intuición del alma por la memoria eterna de las vivencias que llegan cuando el tiempo marca el destino del reconocimiento. Me sucede con Luis Esteban Pareja, con el Poeta de la maestría en la sensibilidad de la expresión comunicadora, verso y prosa con dominio de un alma evolucionada que en el reloj de sus creaciones marca la hora de comunicar el talento del corazón. No solo con su personalidad en singular donosura y atemporal significancia siendo personaje irrepetible, también con la expresividad en la rima de su sentir andaluz, de sus ritmos interiorizados con latido de corazón sureño que rinden homenaje a la purista tradición del Arte en su esplendor histórico y que se desgrana en Zambra de Amor.
  Reconocido el autor por la intuición del espíritu y la memoria recreada del destino en su encuentro temporal, saber del Poeta me ha trascendido al título de su poemario, con el palo más antiguo de Flamenco, Zambra, prendido de virtuosismo en la sensibilidad y rotunda pasión, en la sublime comunicación del Amor dulcificado a la par que energizado de carácter y mimo. Zambra de Amor es de innata concepción espiritual, sacada de unas entrañas vitales por una garra de creatividad que acaricia sólidamente la dulce dimensión de una Andalucía transmutada, donde García Lorca pervive y Miguel Hernández acompaña. Redivivos en la memoria del destino como en la intuitiva creación de un Poeta del alma y el tronío que ríe y llora la experiencia sureña, la sangre española templada de sol y sombra, de tendido y guitarra, de pinreles danzantes y manos ramificadas en hermosos y extasiantes edenes de brazos  al ritmo de castañuelas, junto al vaivén del viento que exhala una Zambra.
  Luis Esteban Pareja González se personifica en la poesía como su tierra, se allega a Portugal y rema los mares del mundo para aterrizar en Granada; luego se expande en un cielo que cubre de estrellas la infinita armonía de las músicas que perduran con sones aflamencados y evocan el tiempo sin tiempo de una Andalucía cuya historia no es contada por lo temporal, sino por la prodigiosa sencillez del poema que se integra con la palabra, abarcando la extensión de los campos, los muros de la Historia y las piedras de las cuevas que en Granada cobijaban la danza del gitano con ritmo doliente en un monte sagrado. Así canta, reza, duele, escuece  el poemario. No se arranca de las entrañas una vez que se clava, con la convicción sensible de un milagro creativo, inusual y legitimado por la grandeza de la evocación poética de lo universal.
  Reconozco al Poeta genuino cuando me duele y escuece al inyectarme su alma con incisivo júbilo hasta fluirme por la sangre y conformar parte de mi ser: indivisible ya de mi conocimiento por lo sentido y el privilegio de reconocerlo con indeleble experiencia de admiración. Luis Esteban Pareja me ha contagiado de versos que trascienden y perduran. No hay cura ni desmemoria; solo huella.
  Con Luis Esteban Pareja la Andalucía poética nos trasciende, se percibe inmersa en el papel como una oda anudada con hilos de seda, trasladada al espacio eternal de una rotunda inspiración desgranada de sueño y embeleso; este último más real en la poesía de un brujo de Huelva, maestro de magias gitanas y payas, mezcla de raza en espíritu compartido, ilimitado, que se remonta en su expresión atemporal al palo de Zambra, para implicarse el verso de Amor con el aroma de la tierra sureña: la entrega del alma en una estrofa singular, extrema y dulcificada de pasión, por una tierra andaluza que clama sus deslumbrantes dones. Suspira la garganta del poeta que exhala fuerza y nostalgia, poseído de divinidad y humana excelencia. Poeta de amanecer, Luis Esteban Pareja exhibe sensibles e inmensas intimidades de un Sur unificado; clamor de atardeceres, Andalucía se canta, se duele, se muestra, agoniza de placer con aureola de manos alzadas que describen el Flamenco más intuitivo por la rima de Zambra.
"Y si quieres despacito vete marcando el compás,
antes de que doblen campanas… ¡que también quieren hablar!
Yo no sé cómo se llama quien tanto a mí me conmueve,
en ese rincón “encelao”, donde un amante y su amada;
¡Un Artista y su Guitarra! …
Ronean con sus quejíos cuando sus cuerpos se abrazan".
Luis Esteban Pareja
Olé Poeta, Olé.