Enlace a entrevista en Las 20 preguntas.
Las 20 preguntas a... Ignacio Fernández Candela
"La hoja en blanco es la impresión agria en origen que luego conlleva la dulce sensación de lo finiquitado, con la satisfacción de haber añadido las letras que en principio son tan inopinadas."
Ignacio Fernández Candela. (1963). Escritor, pintor artístico, crítico literario, analista socio-político. Su trabajo está vinculado con la creatividad desde muchas vertientes.
Estudió C.C. Políticas y Periodismo durante los años ´80.
Como pintor artístico (F.Candela), de carácter profesional, su obra es valorada por la gran originalidad desplegada en los lienzos. Los cuadros se han vendido en lugares de prestigio como Durán Subastas y cuenta en su haber con más de 30 exposiciones celebradas en menos de tres años con doscientos cuadros creados.
Y ahora Las 20 preguntas...
¿Cuándo comenzaste a escribir? ¿Qué fue lo que te introdujo el gusanillo de la escritura en las venas?
Desde niño, si bien tuve que canalizar mi escritura hacia vertientes menos complejas porque fui, digamos, “un niño diferente”, un voraz lector a tierna edad. A los 12 años escribía ensayos titulados: ”La teoría de los no conceptos o la nada más allá del existencialismo”; toda una declaración de intenciones que se colegía al leer textos como:”la inferencial connotación de la idea por antonomasia…”. Con el tiempo esmerilé mi base de conocimientos y procedí a ser conocedor de experiencias menos virtuales. Las vivencias propias, a medida que se va descubriendo el mundo, impulsan a reconocer las emociones ajenas con las que sentirse identificados. En mi caso, la sensibilidad de la juventud creó una atracción hacia el conocimiento de lo ya escrito por autores universales, para reconocerme en ese fundamento de la experiencia que luego la inspiración llevó a plasmar como obra propia.
¿Tienes algún truco a la hora de escribir que quieras compartir con nuestros lectores?
La creatividad es un don agridulce por cuanto supone enfrentarse con una hoja en blanco de la que nunca se sabe con certeza qué es lo que va a surgir; los resultados compensan la actividad de una inspiración que fluye sin cortapisas. Mi secreto es una escritura ágil que me asiste en la intención de lo creativo; quizá la esencia sea la perenne curiosidad lectora que irrumpió desde muy joven en mi vida y que posee su continuidad como escritor; una especie de dinamicidad muy útil que mantiene alerta la oportuna inspiración.
¿Qué te inspira?
Un Universo infinito en expansión constante donde sentirme privilegiado de experimentarlo con las emociones. No sólo es prodigioso el entorno versátil de esa infinitud, sino la capacidad de percepción en esa sabiduría inherente a las sensibilidades que nos permiten advertir los dispares matices de una existencia absolutamente prodigiosa. De ahí, en esa percepción sublime, derivan los matices más allegados a lo mundano o a lo divino; en cualquier caso no dejan de ser oportunidades de inspiración donde somos protagonistas con la providencia de ser y estar.
¿Te has enfrentado alguna vez a la página en blanco? ¿Qué hiciste para superarlo?
Como comenté antes, la hoja en blanco es la impresión agria en origen que luego conlleva la dulce sensación de lo finiquitado, con la satisfacción de haber añadido las letras que en principio son tan inopinadas. Como pintor artístico, tanto la visión del lienzo en blanco como la de una hoja conllevan cierta indefensión ante lo evidente que logro vencer llevado del tiempo de creación que, por lo demás, parece que es lo único que hay que forzar para llegar a un resultado inspirador. Lo esencial es vencer la molicie en el inicio y dejarse llevar por la corriente creativa.
¿Qué es para ti escribir?
Una manifestación del espíritu inherente a la magnificencia de una sabiduría universal que asiste a quien se expresa. Nos condiciona y trasciende con sus múltiples significados y permite sensibilizarse con quienes dejan una impronta de eternidad a pesar del ocaso de los tiempos. Es pura magia.
¿Te basas en personas reales para construir tus personajes?
Mi primera obra- La afilada navaja de Ockham I- es autobiográfica y basada en hechos reales que, por el carácter insólito de lo experimentado personalmente, superó con creces a la ficción, como suele suceder. Todos los personajes lo son aunque con nombres ficticios. Una propia vivencia del todo surrealista y dramática- pudo costarme la vida de manera harto espectacular- fue el detonante para iniciar mi carrera literaria. El deseo de advertir sobre lo sucedido contenía el fin de evitar que le pudiera pasar a cualquier persona lo que yo sufrí de modo tan intenso.
El segundo libro-La afilada navaja de Ockham II. Usar el sentido común ante la evidencia criminal- es un ensayo sobre la situación socio-política de la España de estos últimos años. Actualmente escribo una novela donde los personajes no son reflejo de ninguna realidad, pero es obvio que un escritor se nutre de experiencias propias para imaginar las extrañas y de alguna manera un factor exponencial suele ser el parecido en actitudes de esos personajes que dan carácter a la impronta argumental de un relato.
¿Cuál es tu objetivo a la hora de escribir una historia?
Concitar la atención del lector. Es muy importante asumir la disposición lectora y enraizar con solidez un interés que sea tronco común junto a esa intención lectora. Los cambios de ritmos frecuentes e inesperados son de gran importancia para que el lector desee implicarse en unas letras que ha de sentir como suyas propias. En esa complicidad estriba la sensación final de haber leído una obra que compensa la confianza de iniciarla.
¿Prefieres escribir novela o relato?
Una novela es un reto con amplias posibilidades de significar lo que el autor desea expresar con la consistencia de los múltiples recursos que obran a su disposición. Cuanto más versátil se es, más posibilidades hay de que la conjunción de múltiples elementos cree un resultado convincente y meritorio. Los retos son siempre dignas oportunidades para superarse y la novela las brinda.
¿Qué es lo más difícil de escribir una novela o relato?
Una novela por cuanto conlleva de yuxtaposiciones y misceláneas de factores para construir un hilo argumental en consonancia con la convincente apreciación de los personajes, con el añadido de mantener la atención del lector.
¿Tienes algún tipo de manía al escribir?
Me da mucha pereza hacerlo aunque de inmediato surge la inspiración que no requiere de correcciones ulteriores. Considerando que escribo muy rápido, sin pausa y con impronta literaria personal, esa pereza más que una manía debería considerarla un vicio que no debo permitirme.
¿Escribes con papel y bolígrafo o con ordenador?
Indistintamente. Si inicio un nuevo libro me gusta comprar un soporte atractivo de papel en el que escribir las primeras páginas. Luego la continuación de la obra suelo realizarla ante la pantalla. Si trascribo primero en papel, cuando lo paso al ordenador suelo hacerlo con ampliaciones que suelen ser de varias hojas más. Lo mismo puedo estar horas ante el ordenador que pasar una noche con lápiz y papel a mano mientras duermo; muy a menudo me despierto para garabatear compleja caligrafía que delata ese origen inspirador, en un estado de semiinconsciencia con un pie todavía en el limbo de los sueños.
¿Lo tienes todo bien atado cuando comienzas a escribir una historia o prefieres ir improvisando sobre la marcha?
No existe un criterio inamovible de creación. En ocasiones, se escribe a raíz de haber madurado una idea que casi subconscientemente germinó de un modo inapreciable. Después la consistencia de lo escrito, me advierte de una intención oculta de inspiración que sólo esperaba el momento de manifestarse.
Otras veces parece que se atrapa una idea al vuelo que lleva tras de sí una retahíla de ideas subyacentes que son las que imprimen la convicción de que en algún espacio del subconsciente debe de existir un almacén de inspiraciones al cual recurrir, cuando se vence la desaplicación de iniciar algo ante una hoja o pantalla en blanco.
¿El escritor nace o se hace?
La inspiración es una virtud inherente a la sutil condición de lo destinado. Lo genuino se manifiesta como una sencilla aptitud que permite la continuidad creativa. Habrá quien pueda hacerse escritor pero dudo que sin sensibilidad para captar el entorno, del cual se depende emocionalmente, se llegue a trascender por la espontánea inspiración con la que nacen otros escritores y que crece con ellos.
¿Cuanto tiempo pasa desde que se te ocurre una historia hasta que terminas una novela?
Suelo escribir con agilidad; la motivación, el entusiasmo por creer en un proyecto y tener el aval de que llegue a buen fin editorial, puede conseguir que cree un poemario en dos días; así sucedió con “Cuerpos rotos, almas muertas”, al condicionarme la sugerencia de un editor de poesía que me aconsejó escribir obra poética. El entusiasmo es un motor prodigioso que da alas a la intención creativa.
¿Alguna vez has pensado en tirar la toalla? ¿Por qué decidiste no hacerlo?
No. Me considero un autor con suerte. En dos años mis libros son profusamente referenciados en buscadores como Google y han sido llevados a las Ferias del Libro de Madrid y Barcelona. Es muy importante concienciarse de que irrumpir en lo literario es una suerte de carrera de fondo; las metas si acaso son volantes y lejanas. La consciencia del triunfo ha de ser una idea reflexionada desde la coherencia de lo humilde y la convicción de lo realista. Cierto que un largo viaje comienza con un solo paso, pero de nada sirve la motivación de ese paso si se pretende llegar a un horizonte inmediato. Para ello habrá que recorrer la oportunidad del camino y aprender de cada tramo. Con esa consciencia de lo real lo importante es la continuidad porque en la perseverancia de un trabajo bien hecho están los frutos.
¿Crees que los autores noveles están "marginados" hoy día?
Existe una masificación por el sistema de acceso al mundo literario. Una base que bulle con propias competencias y una élite, en escalones superiores, que contempla ese totum revolutum inferior con la seguridad de que sus obras están canalizadas por un sistema de marketing eficaz. En realidad estas competitividades a diferentes escalas han existido desde siempre, sólo que ahora es mayor la oferta de escritores por la facilidad con que se accede a la autoedición, para ser anatemizados por el sistema tradicional y excluyente de la distribución.
¿Cuál crees que es el mayor error de un escritor?
No ser consciente de que se escribe para comunicar a lectores. En ocasiones la escritura se convierte en un ejercicio egotista en el que el potencial lector parece ser sólo una mera excusa a quien dirigirse. La presunción, el acometer la actividad literaria sin criterio de exigencia, conlleva un fracaso que a veces el único que no lo percibe es el propio autor.
¿Piensas que hace falta publicar con un gran sello para que el lector disfrute con la lectura?
No lo creo. Existen excepcionales lecturas que los grandes sellos editoriales no advierten y que se esconden como tesoros tras pequeñas editoriales con ínfima capacidad para propalar la existencia de una gran obra. Otra cuestión es cuando un gran libro -que durante un tiempo no ha trascendido en ese marasmo competitivo de la pequeña edición-, es valorado por una gran editorial que puede relanzarlo. No son pocos los ejemplos constantes de ese destino que parecen llevar implícito muchos autores antes ignorados.
¿Quién se esconde tras el autor?
El autor mismo, el alma creativa que da consistencia a su ser consciente a través de las palabras y el deseo de comunicarlas.
¿Qué género/s te gusta escribir? ¿Por qué?
Hasta ahora he escrito narrativa, ensayo de carácter socio-político y poesía. Mi próxima obra es una compilación de pensamiento espiritual-Mar de ausencias y encuentros- y ya preparo una novela experimental intitulada:”La pequeña puerta del Cielo”.
Venciendo la inicial resistencia a plantarme ante una hoja o pantalla en blanco, si hay un impulso entusiasta puedo disfrutar con todo lo que la inspiración quiera otorgarme. Sobre todo si soy consciente de la oportunidad de experimentar la vida y canalizar mis pensamientos para compartirlos emocionalmente con el potencial lector; entonces lo disfruto con agradecimiento todo.